Plan Alpha es un modelo de colaboración entre los altos ejecutivos y las empresas que permite a éstas acceder a las capacidades directivas que sus proyectos necesitan de forma flexible, eficiente y vinculada a los resultados, al tiempo que proporciona al ejecutivo una manera atractiva y estimulante de crear valor para la empresa. El modelo Plan Alpha es la respuesta a las exigencias de un entorno competitivo cambiante. Es un modelo probado al nivel de los especialistas que ahora puede extenderse al más alto nivel directivo.
Plan Alpha va más allá de la consultoría (el ejecutivo no se limita a asesorar y ofrecer soluciones más o menos estándar, se adapta a la necesidad específica de la empresa y llega hasta donde la empresa decida que llegue, tomando decisiones, ejecutándolas y comprometiéndose con los resultados) y extiende las fronteras del interim management (la empresa no contrata sólo a la persona, contrata las capacidades, la experiencia y la red profesional, con una vinculación a los resultados).
José Miguel Noriega plantea el modelo Plan Alpha tras más de 25 años de experiencia de alta dirección, financiera, comercial y general, en compañías multinacionales del sector farmacéutico y de salud:
«Las necesidades de las empresas en cuanto a los conocimientos y capacidades de sus equipos directivos están evolucionando muy rápidamente. Los negocios se enfrentan a nuevos retos que requieren acciones rápidas y eficaces para los que no siempre los directivos están preparados. El modelo Plan Alpha da respuesta a la necesidad que empresas de muy diversos tipos tienen de acceder a capacidades directivas, de manera flexible y con vinculación a resultados, sin afectar necesariamente a sus directivos, para los que contar con el refuerzo de un ejecutivo con experiencia es una valiosa ayuda para la obtención de resultados.
A lo largo de mi carrera me he enfrentado a desafíos muy diversos: formulación y reformulación estratégica del negocio, puesta en marcha y culminación de proyectos de cambio organizativo y cultural, crecimientos significativos del negocio con mejora de la rentabilidad, búsqueda y lanzamiento de nuevos productos, análisis y negociación de alianzas, licencias, etc.
En muchas de estas ocasiones, tanto yo como mi empresa nos hubiéramos beneficiado de contar con una visión experta y externa que se implicase con nosotros en la consecución de nuestros objetivos.
He llegado a la conclusión de que la vinculación tradicional directivo-empresa no ha evolucionado al ritmo del cambio del entorno tecnológico, económico y social. El directivo debería poner su experiencia y su red de contactos con otros profesionales al servicio del éxito de los proyectos de las empresas, de la manera flexible que éstas requieren, siempre con una vinculación con los resultados y liberándose de la necesidad de gestionar su carrera dentro de la empresa, que -a su vez- podrá obtener exactamente lo que necesita y sólo lo que necesita. Romper las limitaciones tradicionales beneficia a ambas partes. La economía colaborativa ha llegado al nivel ejecutivo para quedarse.
Creo firmemente en que esta concepción acabará imponiéndose —ya está ocurriendo— entre los directivos más experimentados, que aspiran a vincularse a proyectos que les permitan dar lo mejor de si mismos y las empresas que quieran mantener su competitividad sin menoscabar su cuenta de resultados».
Plan Alpha 2024